Históricamente 5 de cada 10 argentinos debieron recurrir a estos planes de facilidades de pago para poder retirarse. Cuando se trata de mujeres, ese porcentaje crece a 8 de cada diezPor: Andrea L. Falcone* Para: Infobae El régimen nacional de ANSeS requiere un piso de 30 años de aportes para poder jubilarse. Este mínimo se reduce en el caso de tareas diferenciales, para las cuales la cantidad de servicios puede reducirse en virtud del envejecimiento prematuro que causa la tarea desarrollada. Para los que no cumplen con el requisito de años de aportes, periódicamente han entrado en vigencia moratorias previsionales. Se trata de planes de facilidades de pago que otorga la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y permite a los contribuyentes regularizar aportes autónomos. La alta informalidad laboral es el principal motivo por el cual se ha permitido la “adquisición” de aportes a través de moratorias. En términos históricos solo seis de cada diez trabajadores lo hacen en regla. El empleo no registrado tiene como contrapartida un trabajador que al cumplir la edad jubilatoria no tendrá los treinta años de aportes requeridos por ley. La respuesta que brinda el Estado a esta problemática es la posibilidad de adquirir los aportes faltantes a través de una moratoria, que abona el futuro jubilado en cuotas a deducirse de la propia jubilación. De los distintos planes de facilidad de pagos que existieron, los primeros resultaban más económicos, permitiendo la condonación de intereses y el pago de capital a valores históricos. Esa tendencia se fue revirtiendo, incorporándose la actualización del capital, pago de intereses y, más recientemente, el análisis de vulnerabilidad socio económica de los adherentes. Las moratorias que más recordamos son las que entraron en vigencia durante el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner. Fueron sin dudas las de mayor adhesión, no obstante, una revisión histórica nos indica que la primera moratoria previsional fue aprobada en 1967. Le siguieron otras en 1973, en 1985 y en 1993. Actualmente existen tres moratorias vigentes, de las cuales solo dos tienen utilidad práctica. La primera está dirigida únicamente a mujeres (Ley 26.970), entró en vigencia en 2015 y en la ampliación de 2017 se excluyó a los hombres. Permite regularizar (“comprar”) aportes desde que la mujer cumplió los 18 años de edad – que es cuando estaba legalmente habilitada a trabajar – hasta 2003. En el caso de los hombres cuentan con la moratoria de la ley 24.476, sancionada en 1995 y extendida en 2005. Permite regularizar (“comprar”) aportes tanto a hombres y mujeres, desde que la persona cumplió los 18 años de edad hasta 1993. Extensión: Es necesario que el Congreso extienda los períodos de las moratorias para poder regularizar servicios al menos hasta 2008, esta vez alcanzando tanto a hombres como a mujeres por igual. Contar con un trabajo formal en los últimos años de la vida laboral puede resultar dificultoso, más aun considerando los vaivenes económicos que generan inestabilidad permanente en el sector productivo. ¿Cuál ha sido la importancia de las moratorias previsionales en el país? La tasa de cobertura previsional se elevó de un 66,1% en el año 2003 al 95,8% para el año 2010, si se considera la totalidad de beneficios. A continuación se analizan algunos datos estadísticos de los beneficiarios de las moratorias: - La mayoría fueron mujeres (78%), no obstante estar jubilado sigue siendo más frecuente entre hombres que entre las mujeres (el 86,6% jubilados entre los primeros vs. 79% jubiladas entre las segundas). - El rango de edad se concentró entre los 65 y los 69 años - La mayor cantidad se concentró en la Provincia de Buenos Aires (39%), seguida por la Ciudad de Buenos Aires (10%), Santa Fe (10%) y Córdoba (9%), en proporción a la población. - El mayor impulso en la expansión de la protección social se ha cristalizado en los sectores más vulnerables, donde la tasa de cobertura pasó del 56,2% al 94,5%. Para lograr un sistema previsional sustentable a largo plazo, que pague beneficios suficientes para cubrir las necesidades básicas en la vejez, es necesario tomar medidas para reducir el trabajo no registrado e incentivar el pago de aportes y contribuciones. Se debe generar el derecho a una jubilación parcial para aquellos que alcancen un mínimo de 15 años de aportes y reservar la PUAM para los casos de personas que por falta de aportes no tengan derecho a una jubilación total o parcial. |